miércoles, 15 de mayo de 2013

Derivas...

Derivas...

Navegando la galaxia en los últimos confines que lindan el cosmos, estoy tan alejado de ninguna parte que esperar una cara conocida sería signo de haber muerto repentinamente. Amé mi vida mientras fui lo suficientemente joven, cuando termine de ser alguien útil, mi nostalgia en conserva se pudria como mis huesos quebraban en una basta salmuera. Me marché, quise dejar de ser un estorbo para la sociedad y me planteé formar parte de un experimento más en el crecimiento científico de la ciencia. He de decir que hoy en la tierra sería mi 150 cumpleaños, ya no queda nadie que me conozca o pueda recordarme, no me importa, la vida es un bagaje de circunstancias en las que un día te descubres rememorándote como parte de un recuerdo y sin embargo, otras eres un presente transitorio que divaga hacia un futuro que nunca queda demasiado claro, entre parpadeos de consciencias y altiplanos de realidades demasiado variables para tomarnoslas en serio. Aquí en la suspensión de un paréntesis temporal en el que la muerte olvido visitar, me descubro en una eternidad casi impuesta por lo mismo que me trajo aquí y pierdo el sentido de ser, en el absurdo de permanecer, ¿para que vale? ¿Que necesidad existe en una persona durar más allá de lo que su mente puede soportar? Los presentes son tan extraños que parecen paradas constantes en andenes de cambio.
Hoy he decidido terminar con este proceso de lento y consciente letargo, el hecho de no poder compartir este acontecimiento tan importante me hace comprender lo sólo que me encuentro, hace ya tanto que salí del alcance de las comunicaciones que en ocasiones me imagino no ser yo el que a desaparecido, sino que sois vosotros los que dejasteis de existir, por eso, faltó de una despedida digna simplemente apago esta última vela que me queda y abro las puertas a este frío sideral que hace tanto espera que sea yo el que le acompañe en su hermético sueño por despertar.

Zoca...espacio...

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