martes, 25 de junio de 2013

Nadie...

Nadie...

Sobre los afilados sueños de cuchillos vueltos,
Se deslizan sus senos cosidos sobre el puerto,
Amanecido en el púrpura esquelético de sus dedos,
Intentando acariciar un rostro perdido y descompuesto,
Ya no... Ya no... No respirara más humo de silencio,
Callados, recogidos, tirados ojos en niebla envueltos,
Recopilan en celdas de dolor lo vivido de su precio,
Mientras se colapsan jadeando una melodía de pensamientos.
La duele la boca por mentir el pecado,
Sin temblar con el hielo en la lengua amortajado,
Y Ríe... Cuenta los minutos que la separan del otro lado,
Donde nadie jugará su piel a tiras por semen obligado,
Ya no habrán más torturas de enquencles gusanos,
Ni zoofilias de amor más por perros que por humanos.
Lo siento...
Son de las praderas blancas ese incienso,
Y flores marchitas quemandose como opio al viento,
ya no eres esa vasija contingente de tú cuerpo,
Que sin sostenerte te arropa en ese hastío incierto,
Dejándote llevar como la puta ciega de la injusticia,
Que sin ver ni juicio de valor te aprovechan en avaricia,
Los señores que te lascivan con codicia.
Ahora...
Apura un último sorbo de minutos contantes,
Que si nunca aprendiste a amarte,
Ya no te quedarán eclipses que puedan recordarte,
Quedando en aguas por tierras de ninguna parte.

Zoca...huecos...



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