"Permiso poetas.
Entre cachivaches y cambalaches esta mañana aparecieron dos conejos muertos en la puerta de mí casa,
no lo esperaba,
pero tengo la intuición de que aún estas hay con su sangre derramada,
Las huellas eran y están claras,
Los poetas moribundos en su pena declamaban,
Era de prever que tú te contagiaras,
Seis orejas ingravidas arrancadas,
Unos vinos colgando de la espalda,
Estaba en lo cierto cuando lo pensaba,
La falta de cercanía a las gentes sencillas te alejan de esa realidad que las personas vivas necesitan,
Pues no sólo de decesos se alimenta el hombre,
La humanidad perdida se esquila,
Muchos cepillos terminan limando las esquinas,
En busca de una actitud cuerda e innata,
Prevaleciente en cada pulso de corazón,
En cada vuelta de tuerca,
En todos y cada uno de los actos que te suman a esa corriente que nos acerca.
Mírame,
pruébame,
veo la certeza de que los ojos de la niebla no ocultaran los sentimientos que nos pueblan,
No me importa mientras que esa pasión te retuerza,
¡Vida poética desde el alba!,
desde un encuadre hasta cortar una manzana,
Poner una mesa o hacerte sentir una caricia en la cara,
Tocando un teclado o quedándote en la cama,
No importa tú pecado mientras a este pescado no le levantes las escamas.
Toca... ¡Toca!.. Haz que cante la guitarra,
Sus cuerdas se rompen como crecen las sonrisas que tus manos guardan,
Sólo queda Prometer, que después de esta noctámbula noche de fantasmas,
No habrán más conejos muertos que ensucien tus palmas.zoca...en las sombras...
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